Si te encantan los embutidos y estás embarazada, te estarás haciendo la pregunta: ¿Se puede comer embutidos durante el embarazo?
Para determinar si una mujer puede comer embutidos, uno de los tipos de carne que pueden tener un riesgo potencial de toxoplasmosis para la embarazada, se realizan una serie de análisis de sangre, que son capaces de determinar si la mujer tiene anticuerpos de esta enfermedad.
Si la futura madre ya ha pasado una toxoplasmosis antes del momento de la concepción, está inmunizada y no tiene ningún problema para consumir embutidos. En cambio, si los análisis no registran la presencia de anticuerpos, esto significa que la mujer todavía está en peligro de contagiarse, por lo que debe extremar sus precauciones en los meses de embarazo.
Si los análisis indican que una embarazada no está inmunizada contra la toxoplasmosis, el médico le recomendará que tome ciertas precauciones, que incluyen no consumir productos cárnicos y embutidos no elaborados, ni frutas y verduras que no hayan sido bien lavadas.
Las mujeres embarazadas que han dado negativo al toxo-test y, por tanto, corren el riesgo de contraer una toxoplasmosis, deben evitar completamente el consumo de embutidos crudos, o curados, como jamón serrano, el chorizo, etc., mientras que sí pueden tomar embutidos cocidos, como jamón de York, la pechuga de pavo y la mortadela.
Por su parte, las mujeres que han dado positivo al toxo-test pueden comer cualquier tipo de embutido, puesto que ya no corren riesgo de contagiarse de la enfermedad.